Cómo se escribe una vida – Michael Holroyd
Páginas: 312
Traducción Laura Wittner


El hombre que se encargó de devolverle a la biografía estatuto artístico, dejó constancia del hecho en por lo menos dos libros de calidad superlativa: Lytton Strachey Bernard Shaw. Investigador irrenunciable, analista inveterado, narra los acontecimientos con una destreza que permite leer sus libros como lo que verdaderamente son: obras maestras del género. El estilo inconfundible de Holroyd complementa la claridad de cada una de sus afirmaciones con una demostración contundente, portadora a su vez de dos cualidades paradójicas: veracidad y humor.

En Cómo se escribe una vida, una compilación de ensayos preparada y presentada por Matías Serra Bradford, los atributos del autor encuentran el cauce exacto, tanto para pensar y hasta discutir con argumentos certeros la biografía y la autobiografía como para encontrar en el pasado los matices de excelencia o de exclusión que permiten juzgar —y volver a valorar— a escritores como Anthony Powell, Hugh Kingsmill y Richard Hughes.

La capacidad de Michael Holroyd para detectar vetas de talento dentro del esquema de una época pretérita, la elocuencia inusual para poder exponerlo a los lectores, equivalen a una exploración arqueológica y a una exposición magistral cuyos resultados provocan en todos los casos un entusiasmo y una fascinación perdurables. 
 

 

 

Michael Holroyd nació en Londres en 1935, fecha tan ecuánime como cualquiera para arbitrar el nacimiento y la extinción de muchos prestigios literarios. La curiosidad y una facultad crítica extraordinaria lo instigaron a restablecer la reputación de escritores como Hugh Kingsmill y William Gerhardie, que supieron brillar en la década en la que Holroyd nació. A Gerhardie pertenece el epígrafe que utiliza en Basil Street Blues, el libro más personal de Holroyd, un relato familiar: “El pasado deposita una superficie delgada sobre los días que vivimos. Nos dice del presente más de lo que el presente puede decirnos”. Escribió la biografía de un pintor fulgurante y hoy caído en el olvido (que hizo retratos de Lawrence de Arabia, James Joyce y Dylan Thomas, entre otros): Augustus John; la de Lytton Strachey, el biógrafo e historiador de los victorianos eminentes, amigo de Virginia Woolf (un efecto colateral fue el éxito del film Carrington, inspirado directamente en el libro de Holroyd); la de Bernard Shaw en tres partes, digna de compararse con el Proust de Painter. Está casado con la novelista Margaret Drabble. Es el autor también de A Book of SecretsWorks on Paper yM

Cómo se escribe una vida – Michael Holroyd

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El hombre que se encargó de devolverle a la biografía estatuto artístico, dejó constancia del hecho en por lo menos dos libros de calidad superlativa: Lytton Strachey Bernard Shaw. Investigador irrenunciable, analista inveterado, narra los acontecimientos con una destreza que permite leer sus libros como lo que verdaderamente son: obras maestras del género. El estilo inconfundible de Holroyd complementa la claridad de cada una de sus afirmaciones con una demostración contundente, portadora a su vez de dos cualidades paradójicas: veracidad y humor.

En Cómo se escribe una vida, una compilación de ensayos preparada y presentada por Matías Serra Bradford, los atributos del autor encuentran el cauce exacto, tanto para pensar y hasta discutir con argumentos certeros la biografía y la autobiografía como para encontrar en el pasado los matices de excelencia o de exclusión que permiten juzgar —y volver a valorar— a escritores como Anthony Powell, Hugh Kingsmill y Richard Hughes.

La capacidad de Michael Holroyd para detectar vetas de talento dentro del esquema de una época pretérita, la elocuencia inusual para poder exponerlo a los lectores, equivalen a una exploración arqueológica y a una exposición magistral cuyos resultados provocan en todos los casos un entusiasmo y una fascinación perdurables. 
 

 

 

Michael Holroyd nació en Londres en 1935, fecha tan ecuánime como cualquiera para arbitrar el nacimiento y la extinción de muchos prestigios literarios. La curiosidad y una facultad crítica extraordinaria lo instigaron a restablecer la reputación de escritores como Hugh Kingsmill y William Gerhardie, que supieron brillar en la década en la que Holroyd nació. A Gerhardie pertenece el epígrafe que utiliza en Basil Street Blues, el libro más personal de Holroyd, un relato familiar: “El pasado deposita una superficie delgada sobre los días que vivimos. Nos dice del presente más de lo que el presente puede decirnos”. Escribió la biografía de un pintor fulgurante y hoy caído en el olvido (que hizo retratos de Lawrence de Arabia, James Joyce y Dylan Thomas, entre otros): Augustus John; la de Lytton Strachey, el biógrafo e historiador de los victorianos eminentes, amigo de Virginia Woolf (un efecto colateral fue el éxito del film Carrington, inspirado directamente en el libro de Holroyd); la de Bernard Shaw en tres partes, digna de compararse con el Proust de Painter. Está casado con la novelista Margaret Drabble. Es el autor también de A Book of SecretsWorks on Paper yM